La UE celebra una cumbre decisiva sobre el uso de los activos rusos para Ucrania
La UE abrió este jueves una cumbre en Bruselas con el dilema de cómo utilizar los activos rusos congelados para ayudar a Ucrania, que se arriesga a quedarse sin fondos en pocos meses.
Los europeos se han comprometido a garantizar la mayor parte del apoyo financiero y militar a Kiev durante los dos próximos años, después de que Donald Trump decidiera cerrar el grifo estadounidense, y mientras el equipo del republicano sigue hablando con Rusia de la ecuación territorial.
Si no se adopta una decisión, Ucrania se quedará sin dinero a partir del primer trimestre de 2026.
Los 27 "no abandonarán" la sala sin un acuerdo para financiar a Ucrania, prometió la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. El presidente francés, Emmanuel Macron, se dijo "confiado" en la capacidad del bloque de encontrar una solución.
El mandatario ucraniano Volodimir Zelenski se encuentra en Bruselas, e intentará convencer a sus aliados europeos de la importancia de esta decisión.
"Sin eso [un acuerdo de financiación], Ucrania tendrá un problema serio", declaró el mandatario justo antes del cónclave.
Oficialmente hay dos opciones sobre la mesa de los jefes de Estado y de Gobierno de la UE.
El bloque podría solicitar un préstamo, pero varios países, entre ellos Alemania, se muestran muy reacios y Hungría se opone totalmente. Para tomar una decisión de este tipo es necesaria la unanimidad.
La otra opción consiste en recurrir a los activos congelados del Banco Central ruso, de los cuales la mayor parte (210.000 millones de euros, unos 246.000 millones de dólares) se encuentra en Bélgica, en manos de la sociedad bruselense Euroclear.
En virtud del mecanismo planteado, Euroclear prestaría el dinero a la UE, que a su vez lo prestaría a Ucrania.
De esta forma se financiaría un "préstamo de reparación" a favor de Kiev, de un montante inicial de 90.000 millones de euros (105.000 millones USD).
Una amplia mayoría de los países de la UE apoyan esta opción porque no supone ningún coste para el contribuyente, muestra el compromiso de los europeos con Ucrania, y transmite un mensaje inequívoco de independencia.
- Oposición de Bélgica -
Pero antes hay que convencer a Bélgica, que se opone a esta opción por temor a sufrir "de por vida" represalias financieras y legales por parte de Moscú.
"Necesitamos un paracaídas antes de saltar", avisó en el Parlamento federal el primer ministro belga, Bart De Wever.
"Seguimos pidiendo que la UE, y no Bélgica sola, asuma plenamente la responsabilidad financiera de todo el riesgo que se plantea", enfatizó.
La Comisión Europea, brazo ejecutivo del bloque, propone un sistema de protección por el que los Estados miembros contribuirían en caso de que Euroclear necesite entregar a Rusia ese dinero.
El temor, no obstante, es que el mecanismo sea considerado una confiscación de haberes rusos en Bélgica, lo que expondría a Euroclear o a sus clientes en Rusia a denuncias e incluso a incautaciones de activos.
Euroclear, una pieza clave del sistema financiero europeo que maneja acciones, bonos y productos derivados, gestiona en total activos por valor de más de 40 billones de euros. Y teme que un problema jurídico de talla sacuda la confianza en la zona euro.
"Tal y como está planteado el montaje, los inversores internacionales podrían considerarlo una señal de que tal vez Europa no es un lugar seguro para poner su dinero", avisó en una entrevista reciente con AFP Guillaume Eliet, director de riesgo en Euroclear.
En teoría, otros países de la UE podrían imponer la iniciativa por mayoría cualificada, pero esa sería una medida extrema que por ahora pocos consideran probable.
"Son decisiones complejas que no se pueden forzar", advirtió el miércoles la primera ministra italiana, Giorgia Meloni.
A falta de acuerdo por parte de Bélgica, cuyas reticencias comparten Italia y Bulgaria, podría ponerse en marcha una solución transitoria, ya que "Ucrania no puede esperar", indicó un diplomático en Bruselas.
Pero nadie tiene aún muy claro cuál sería, declaró otro.
El presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, que dirigirá los debates, está dispuesto a prolongarlos todo el tiempo que sea necesario para evitar el fracaso de la cumbre. Una hipótesis que nadie se atreve a plantear tras las críticas de Donald Trump sobre la "debilidad" de los dirigentes europeos.
(W.Walker--TAG)